Esta vez sí que les he
adeudado muchos posts! Pero de seguro con este que les traigo, empiezo a
compensarlos. Les contare sobre la ruta de las ballenas jorobadas, y su visita
a las costas ecuatorianas.
Decidimos con mis amigas, ir
a hacer este viaje que ya nos tenía con pendiente. Salimos hacia Puerto López,
lugar que las ballenas jorobadas visitan desde Junio hasta aproximadamente los primeros
días de Octubre para su apareamiento y reproducción; luego que las hembras
paren retornan con sus machos y crías a las heladas aguas antárticas.
Tomamos transportes Jipijapa del
terminal de Guayaquil, cuesta unos $5 el boleto, como no alcanzamos a irnos en
ejecutivo, fuimos en estos buses en donde se suben vendedores ambulantes, no
suelo usarlos porque a veces pueden ser medio peligrosos, sin embargo todo paso
sin inconvenientes y con comida deliciosa, desde corviches, cake de guineo,
torta de choclo, hasta unas tarrinas con ceviche de pescado que cuestan $1,5.
El
mismo señor se ofreció a llevarnos a un hostal llamado Nantu, por cierto el
medio de transporte son las tricimotos. Llegamos al hostal, que nos pareció muy
bonito y económico puesto que tenía piscina, jacuzzi, y todas las comodidades
en la habitación. Casi por las mismas salía el tour para ver a las ballenas… No
voy a mentirles, la vida en el mar no es para mí, pero por ver a estos animales
tan majestuosos e imponentes me puse en marcha. Para verlas, el yate debe
adentrarse en mar abierto, el vaivén y las olas son sumamente fuertes, así que
si eres de los que te mareas, es necesario que lleves pastillas contra el mareo
y quizás algún caramelo o chupete.
De
repente comenzó el espectáculo, y pudimos divisar un gran lomo de un tono
azulado oscuro, emergiendo de la superficie del mar, todos en el yate nos
emocionamos, aunque los guías, no te dejan cruzar de lado a lado del mismo,
puesto que indican que se debe mantener el equilibrio en la embarcación. Te
piden tranquilidad y que todos las vamos a ver, pero en realidad en ese momento
es tan poco probable guardar la calma, pues quieres verlas en todo su esplendor.
Nos explicaban que las hembras son más grandes que los machos, y que usualmente
cantan y saltan en el ritual de apareamiento, y después continúan realizando
actos de cortejo, mostrando sus colas o sus aletas.
Tuvimos toda la suerte de
que antes de irnos, una ballena nos regalara un salto espectacular, esa fue
nuestra despedida de aquellas aguas profundas. De ahí fuimos a la isla de
Salango, donde ya el mar está mucho más sosegado, y de ahí al islote de Salango
a ver a los piqueros de patas azules y fragatas.
El recorrido fue
maravilloso, duró aproximadamente unas 3 horas. El viaje es recomendadísimo, y
en definitiva alguna vez en la vida debemos ir a ver a estos magnos animales!!!
Los dejo con un corto video
de lo que pude avistar!!!
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