
Has pensado que a muchos metros
sobre el nivel del mar, en el Páramo para ser exactos, existe un lugar
encantado que combina ciertos lujos de la urbanidad (siendo lo menos invasivos
para la madre tierra) con la calma de la naturaleza y sus extraordinarios
paisajes.
Pues existe, y está aquí en
Ecuador! Se llama Polylepis Lodge, una reserva ecológica privada y protegida, a
3581 metros sobre el nivel del mar, que cuenta
con una hotel precioso, ubicado en el Espejo, a unos cuarenta minutos del
Pueblo “El Ángel”, en el Carchi.
Desde Guayaquil tomamos un bus interprovincial hasta Ibarra, del terminal de Ibarra avanzamos hasta el antiguo camal donde esperamos que pase el bus que te lleva a la ciudad "El Ángel" y desde aquí tomamos una camioneta (justo allí mismo donde es la agencia del bus) hacia el hotel, las camionetas te llevan por $15, y deben recordar que se necesita un vehículo todo terreno para poder llegar.
Por medio del Ecoturismo,
Polylepis protege al medio ambiente del bosque de árboles Polylepis (que
significa árbol de papel y de donde se origina el nombre del hotel), de miles
de años y el páramo de Frailejones.
El hotel cuenta con ambientes
separados:
1. Cada visitante tiene una especie de cabaña – habitación
individual (depende de cual se escoja es el tamaño, la ubicación y los amenities
que tiene, eso sí, todas cuentan con una pequeña chimenea, colcha térmica, y lo
que más amé - y es en serio - el calentador para la taza del servicio
higiénico, tan importante en un lugar bastante frío como este). Mi habitación
contaba con jacuzzi y una pared de vidrio que visibilizaba la parte de atrás del
hotel donde daba un riachuelo.
2. Área social que particularmente me encantó, con su gran chimenea que
siempre está prendida, y varios espacios para descansar y ver a las llamas por
sus vidrios transparentes, y una máquina de juego de lanzar las monedas en los
huecos con puntuaciones que me divirtió siempre que ingresaba aquí.
3. Restaurante, donde tienen un menú pequeño pero variado. Sólo el desayuno
está incluido dentro del valor de la estadía, aunque los precios no me
parecieron caros en comparación con otros lugares lujosos, depende del plato
puede ser unos $8 a $10.
4. Y no puede faltar el maravilloso SPA, así es,
donde tienen sauna turco, baños de cajón, vapor, hidro-masaje y piscina polar, y
por ahora lo están incluyendo en el valor de la estadía, lo que sí es extra son
los masajes que tienen, particularmente probé uno, y lo disfruté muchísimo
(Siempre hay algo diferente que me aporta cada masajista, me provoca unir todo
lo que me gusta de cada uno y hacer un masajista personal, jajaja).
5. Pequeños museos: Cuenta con uno donde se puede ver el estudio de los
roedores del páramo, y otro con más de 300 piezas arqueológicas de diversas
culturas del Carchi. También su acceso es libre.
Particularmente les recomiendo
quedarse al menos dos noches, para que así su cuerpo se adapte a la altura y la
falta de oxígeno (en el caso de que no estés acostumbrado a esto) porque probablemente
les de algo de soroche, y así puedan realizar las 3 caminatas que están dentro
de las actividades incluidas.
Aproximadamente las dos noches,
dos personas, incluyendo dos comidas al día fue un aproximado de $400 (con el
masaje extra que tomé), aunque debo indicar que había una promoción 2*1 por el
tiempo de pandemia por el que atravesamos.
La caminata de la mañana dura
unas dos horas aproximadamente (ida y regreso), para mí es la más cansada pero
es imperdible, se camina por la parte del bosque frío y húmedo hasta la laguna
de los deseos (hay una historia de por medio para este nombre), y se avanza
hasta mas arriba del páramo, donde se observan paisajes que parecen de cuento.
Así también vas aprendiendo de
las enseñanzas de los guías, la importancia de la preservación y difusión de estos
lugares que deben ser conservados como santuarios.
La caminata de la tarde (que
lamentablemente por el soroche no pude ir), es donde vas a ver el columpio que
es propiedad del mismo Polylepislodge y donde además de la vista seguro
obtienes unas fotos increíbles.
Y ya para cerrar la noche,
llega el recorrido nocturno llamado: “Recorrido de las antorchas, leyendas y
duendes”, yo usé hasta un pasamontañas dado que el frío me causa migraña, y en
definitiva el frío allí es extremo, aquí llevas una antorcha tal cual el
programa de “Survivor” y el guía te lleva a un lugar cercano para contarte una
historia con mezcla de amor, desilusión y miedo… Mientras regresábamos no podía
dejar de pensar en ella, hasta que… Alcé la vista al cielo y pude observar muchísimas
estrellas que parecían tan cercanas a mí, las veía con tanta nitidez que sentía
que estaba en un observatorio, pero este era natural. Tuvimos mucha suerte,
dado que esos días el clima estaba despejado y en definitiva fue una de las
mejores vistas de mi vida.
Luego regresamos a la sala de
estar a tomar una taza de zunfo (bebida energizante del páramo) con doble
puesta de licor, para calentarnos, y quedarnos un rato pegados a la chimenea.
Nos tocaba un largo camino de
regreso a Guayaquil, así que al día siguiente pedimos que nos venga a ver una
camioneta a las 11:30.
De esta experiencia me llevé
tantas cosas, pero creo que hacer conciencia y comprometerse de alguna u otra
forma a mitigar la contaminación que cada uno hace al medio ambiente, es uno de
los tesoros mas valiosos de estar hospedada aquí.
Valoremos nuestro ecosistema,
es el único lugar que tenemos para vivir !!!