domingo, 10 de junio de 2018

Zaruma, historia hecha ciudad


Zaruma llamada “La Sultana de El Oro”, es una ciudad perteneciente a esta provincia y es un lugar lleno de historia, con mucha naturaleza y un clima delicioso (parte costa, parte sierra), sin olvidar que cuenta con una gastronomía exquisita. Actualmente está en la lista para ser declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad.



La verdad debo confesar que no pensé que íbamos a poder hacer tantas actividades, pero resulta que tiene muchas cosas para hacer y visitar. Nos enrumbamos tomando la cooperativa TAC en el terminal de Guayaquil, cuyo costo es de unos $8, y unas 5 horas aproximadamente hasta allá


Entre las múltiples actividades es imprescindible visitar la Mina Turística “El Sexmo”, el recorrido es gratuito e incluye el equipo de seguridad como botas y casco, antes de ingresar, se debe ver un documental que habla sobre la actividad minera. La mina es de aproximadamente 500 metros, y a la salida debes dar una vuelta para comprar las piedras semipreciosas en las tiendas de artesanías con precios más que económicos.
En esta ciudad también hay taxis camionetas, nosotros pedimos una 4X4 para ascender al Mirador “Cerro El Calvario”, donde está una cruz. El lugar que es bien empinado, ofrece una vista maravillosa de Zaruma y sus alrededores, nos quedamos apreciando el paisaje que poco a poco se iba nublando.





























En la primera noche fuimos a pasear por el centro histórico, donde destaca la Iglesia del Santuario de la Virgen del Carmen, el parque (donde no puede faltar la respectiva foto con las letras), y a su alrededor lugares para comer y tomar algo, con el inconfundible olor a café que hay en el lugar.


Además del café, el tigrillo es riquísimo, los tamales, el bolón con maní, el repe (sopa de guineo verde, leche y queso), y es que para comer hay de todo, y muchos lugares con precios para todos los gustos.

En nuestro recorrido, tuvimos la oportunidad de ir a una caminata turística gratuita organizada por el Municipio de Zaruma, para visitar la Cascada Huayquichuma en Huertas, desde donde comenzamos la caminata, unos 8K sólo de ida, y pues, después de los 6K, la chiva ya nos iba recogiendo a los que íbamos disminuyendo la velocidad, hasta que terminamos todos en el carro, con todas las ganas de llegar a la cascada. Para llegar a la misma, debes subir unas escaleras (decían que son como 400 pero creo que son mucho menos) aquí abajo hay una pequeña cabaña con todas las comodidades modernas como servicios higiénicos, e incluso una especie de cocina. 

Cuando llegas te quedas maravillado por la fuerza que desborda la cascada que tiene una caída de agua de 80 metros, tanto que tan sólo parándote para tomarte la foto quedas empapado, el agua estaba helada sin embargo eso no nos detuvo para sacarnos los zapatos (dado que no llevé otro par), y adentrarnos en el chorro, nos tomamos foto, y salimos nuevamente en la chiva de regreso para Zaruma.  

También se puede visitar el Museo Municipal, que tiene recoge la historia cultural y ancestral de la ciudad, quizás si no conoces del lugar es una buena idea que sea la primera parada, pues podrás conseguir un mapa que te indica innumerables lugares cercanos que visitar.

Compramos dulces en la dulcería de “Doña Cleme”, quien es una amable señora que realiza dulces todos los días, como manjar de leche, biscochos, dulces con panela y maní, en fin innumerable variedad.

https://youtu.be/uvr59zdllWg
Pero debo decir que la visita que más me gustó, fue la del ingenio que procesa el oro, así es, tuve el privilegio de asistir y de ver cómo se obtiene el metal precioso por excelencia. Todo se procesa en las chancadoras que muele el material (piedras con cuarzo y oro) con la tierra, mientras más fina es la trituración del cuarzo, se recupera más oro; ese líquido que parece cemento cae dentro de unas canaletas inclinadas, mediante una corriente continua de agua; dentro de las canaletas hay bayetas (una especie de alfombra) que absorben la arena y el agua se evacúa por los drenajes. Luego se saca las bayetas y se las exprime en cajones, donde se solidifica la arena, esta se traslada a unos depósitos donde se mezcla con el azogue (similar al mercurio) que atrapa al oro en pelotitas, estas se calientan y se evapora el azogue, quedando el oro en polvo.

Y por si fuera poco, nos dieron una muestra de cómo se lava el material cuando lo que queda no se puede sacar de las bayetas, así en una especie de cuenco, donde resultó cierto lo que dice el refrán: “No todo lo que brilla es oro” (vean el video).








Sin duda no pensé divertirme tanto en este viaje, y más que nada aprender en esta ciudad Patrimonio. Visitarla en un fin de semana es una gran idea para nuevas memorias.

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