Sin duda alguna es uno de los lugares más
fascinantes que he visitado: La laguna de Quilotoa. Y el viaje es mucho más
interesante cuando lo haces con tus mejores amigos.
Salimos desde el Terminal de
Guayaquil a las 6:30 am con destino a Quevedo, el pasaje oscila entre $4,50, y
son unas 3 horas y media aproximadamente. Cuando llegamos al terminal de
Quevedo tomamos la cooperativa Cotopaxi, con destino a Zumbahua, con un valor
de $3,50, sin embargo los buses aquí no salen en seguida por lo que tuvimos que
esperar más o menos una hora antes de partir, el viaje hasta Zumbahua son unas
3 horas y media aproximadamente.
Llegamos a Zumbahua a eso de
las cuatro de la tarde, en este pequeño pueblito ya sientes el clima más frío, aquí
nos cambiamos y abrigamos para luego tomar una camioneta que nos cobró $2 por
persona para llevarnos al Quilotoa que se encuentra a unos 15 minutos de ahí,
antes le pedimos que hiciera una parada cerca del cañón del río Toachi, otra maravilla
natural con unos 40 metros de alto y se formó por la emisión de flujos
piroclásticos, flujos de lodo, piedra pómez y otros provenientes del volcán
Quilotoa. Recorrimos unos 10 minutos el lugar, y retomamos el camino a
Quilotoa.
El pueblo de Quilotoa es
pequeñísimo pero acogedor, hay unos pocos hostales que se ven cómodos,
almorzamos en uno de estos y la comida nos reanimó, aquí consulté y costaba $20
incluida la cena y el desayuno del día siguiente, la verdad estaba tentada en
quedarme en uno de ellos y apreciar la vista desde el Mirador en la madrugada,
sin embargo habíamos ido para acampar en el fondo del cráter, antes de comenzar
nuestra aventura fuimos a observar desde el mirador que se encuentra alrededor
de la entrada del Parque, en este lugar el viento sopla fuerte pero lo olvidas
ante el asombro de lo que tienes la suerte de contemplar, la vista es
extraordinaria, diría yo magistral, sino fuera porque veías el leve movimiento
del agua de la laguna, creerías que es un fondo de pantalla o alguna pintura
perfectamente realizada.
La laguna se formó luego de
la erupción del volcán por el siglo XIII, tiene una profundidad de 250 metros, se encuentra a unos 4000 metros sobre
el nivel del mar y su color dependiendo del lugar donde la veas y la luz del
sol, oscila entre verde turquesa brillante a celeste y azul.
Como íbamos a hacer una fogata,
compramos una funda de leñas que nos costó $5. Desde este año, la entrada es
gratuita, y aunque mi plan era bajar caminando, por la hora decidimos alquilar
unas mulas o caballos que cuestan $10 por persona, sin embargo mi experiencia
no fue muy buena, creo que no sirvo para ir encima de estos animalitos que de
por si me daban mucha pena que nos lleven a nosotros y a nuestras maletas, por
lo que no pasaron ni 5 minutos y me baje de la mula, en definitiva preferí
descender caminando ya que la ladera es inclinada y arenosa y ya que mi mula
iba siendo halada desde lejos (un mismo guía nos llevaba a mí y a mi primo)
sentía que en cualquier momento me caería de la misma.
Me tomé unos 50 minutos aproximadamente
para bajar, haciendo paradas cortas para tomarme fotos y apreciar la belleza
del paisaje, la temperatura estaba a unos 10 grados pero con la caminata ni
sentía el frío, hasta que cada vez la veía más y más de cerca, y de un momento
a otro ya estaba llegando a su muelle, aquí me encontré con mis amigos que ya
tenían unos 15 minutos antes ahí.
Me aproximé al muelle para contemplar la
vista que se ponía un poco oscura cada minuto, y cada vez hacía más frío, me quedé
un tiempo contemplando el lago, como siempre soy muy sincera debo decir que la
vista desde arriba me impresionó más. Como dato les indico que sí hay servicios
higiénicos sin embargo cierran antes de las seis de la tarde, aunque pude
entrar en uno de ellos porque la puerta no estaba cerrada con llave sólo estaba
envuelta con una cuerda.
Nos alistamos para ir más
arriba para armar la carpa (esa es otra historia que debo contar con detalles),
lo que si les diré es que por favor revisen bien sus equipos y vean que les den
¡Todo completo! Por cierto agradecemos a los tres chicos que amablemente nos
ayudaron con la carpa y los implementos que nos faltaban. La fogata había quedado muy
cerca de la carpa y el humo la invadió por lo que la regalamos a los amables
vecinos, y nos emponchamos para dormir, en la noche la temperatura descendió
hasta los 3 grados y moría congelada a pesar de tener abrigos, sleeping bag y
darnos calor humano entre todos. La noche transcurrió muy lenta, quizás porque
nos acostamos desde muy temprano, al no estar acostumbrada a dormir en una
carpa fue un poco incómodo, pero uno de las cosas más lindas fue ver el cielo
estrellado, aunque lo he visto en otros lugares mucho más estrellado, la
diferencia era la intensidad de la luz que alumbraba la noche de una forma
impresionante.
Y así fue amaneciendo, desde las ocho de la mañana ya puedes
alquilar los botes con un costo de $3, para hacer kayak y navegar sobre la
laguna, y eso hicimos. Fue una experiencia fascinante el poder hacer eso y
remar casi más de la mitad de la misma.
De regreso ascendimos caminando con una
amiga, déjenme decirles que nos tomó unas 2 horas llegar, subir es agotador,
indudablemente la altura es un factor que juega en contra, creo que paramos
cada 10 minutos hasta que ¡Al fin!!! Llegamos arriba alrededor de las doce del
día, almorzamos en el mismo hostal, y partimos hacia Zumbahua para hacer el
mismo recorrido de regreso, aunque de regreso los buses pasan con horarios más
irregulares, por lo que tuvimos que ir parados casi la mitad del camino si
queríamos llegar a Quevedo antes de las seis de la tarde.
Sin duda un viaje que
quedará grabado en mis recuerdos por siempre y que recomiendo hacer y repetir
más de una vez.
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