Ya hemos comenzamos las
festividades navideñas y de fin de año.
Esta vez celebramos con mi
mejor amiga nuestra cena navideña en un lugar maravilloso: Nazú House. Es un
concepto relativamente nuevo en Ecuador, pero muy conocido en muchos otros
lugares. Se trata de una especie de hostal con la calidez que te brinda la
propia familia del lugar. Un lugar muy apacible dentro de la zona urbana de
Guayaquil, con un entorno natural y muy tranquilo, donde puedes encontrar paz
dentro de la ciudad, su ubicación es accesible, con el croquis llegas sin inconvenientes. Cuenta con piscina donde disfrutas de la vista en lo alto
de la ciudad, también tienen una estación de café y té.
Si te hospedas tienes la
opción de degustar del desayuno y cena en su restaurante Al Fresco. En este
restaurante, también ofrecen cenas con diferentes temáticas. La cocina para las
cenas temáticas es gourmet y los platos que ofrecen son una delicia. Aquí fue
nuestra celebración navideña. La cena suele tener costo entre $30 a $40
dólares. Lo mejor es reservar con tiempo, porque no se sabe cuan lleno pueda
estar. Normalmente te dan dos horarios para la cena, a las ocho y media o a las
nueve y media de la noche, no obstante puedes llegar y esperar si gustas en
cualquiera de las sillas, hamacas o sillones, o tomarte muchas fotos que
ameritan en este precioso Bed & Breakfast como ellos mismos dicen.
Al llegar, para ponerte en
ambiente navideño, podías pedir un coctel, tenían 3 tipos: uno de manzana con
canela que me pareció muy rico; el otro era de frutilla con menta; y por último
de cerezas con una ramita de romero.
Luego de dar unas vueltas
por el lugar, para conocerlo, y saber que más tenía además del bello jardín
donde estaba listo todo para la cena, nos sentamos en una de las mesas. La
comida fue servida como a las nueve de la noche y fue exquisita. De entrada nos
sirvieron un sánduche de langosta. La carne de la langosta estaba en su punto,
muy bien sazonada y con un toque de sal prieta y mayonesa picante que te hacía
agua la boca. Como plato fuerte le siguió pato confitado, en una base de
maduro. Y de postre un cheesecake con sabor a vainilla, con frutas y una salsa
de café con chocolate, que me pareció deliciosa.
Tanto como si vienes por
unos días a Guayaquil, como si vives aquí, no estaría mal la idea de darte unos
mimos y hospedarte o disfrutar de unas de sus cenas.
Una especie de retiro
urbano, en este lugar con seguridad lo conseguirás. Ya sea solo o con personas
especiales, experimentarás buenas vibras y te recargarás de energía.
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