Si es imperdonable que hasta
hoy regrese al blog, pero los regresos a veces son los más esperados y más si
son con pisada firme!
Aunque mi viaje fue hace
unos meses, es tan importante no dejar pasarlo por alto. Y es que cuando Walt
Disney dijo que “Si los sueñas, lo puedes hacer realidad”, jamás se equivocó.
Todo se dio sin pensar tanto
en el asunto, era como que estaba listo para que viaje en este tiempo. Lo hice
por medio de una agencia, el tour que tome duraba 5 noches, 6 días.
Solo
venia incluida la visita al Cristo Redentor, que siempre ha sido lo que más me
ha entusiasmado. Maravilloso! Divino! Extraordinario! No tengo palabras para
expresarles lo que sentí cuando después de tanto tiempo anhelando conocerlo, se
cumplió!
La visita incluía unas
paradas antes, conocimos el estadio Maracaná y el Sambódromo por fuera, también
impresionante. El Sambodromo abarca muchas calles, que cuando se inicia el
Carnaval se cierran y dan paso a toda una hilera impresionante formando el Estadio.
Cuando llegas al lugar,
tienes que comprar los tickets para subirte al ferrocarril que te lleva hasta la
cima del Cerro Corcovado, puedes hacerlo también por la página que indico aquí,
y así evitas hacer filas que a veces son bastante largas. Y luego comienza
todo.
Los
trenes son eléctricos, de color rojo, son de Suiza, máquinas modernas que no
contaminan, aún así debo decir que me parecía que eran esos trenes antiguos, quizás
solo fue la sensación; y si te sientas en el lado contrario al del chofer donde
la naturaleza se hace a un lado se pueden ver los paisajes del morro del
Corcovado y disfrutas de lo que ofrece la parte de Serra da Carioca, dentro del
Parque Nacional de Tijuca.
Esa subida en el tren no
toma más allá de unos 20 minutos y listo! Pero todavía no llegamos. Aquí
comienza la subida.
Hay unos ascensores que acortan algunas escaleras, pero en realidad subir por las escaleras es lo mejor aunque sea un poquito más cansado, porque en el camino también hay un lugar donde aprecias la vista tan bella que te ofrece la ciudad.
Si dispones de tiempo en
cada paradita puedes ir tomándote fotos o videos. Justo después de eso, si vas
por las escaleras la puedes ver por detrás, se ve inmensamente grande,
impresionante, monumental.
Sigues subiendo y aún hay
paisajes lindos! A estas alturas, mis ganas por subir a donde estaba el Cristo Redentor
ya eran inmensas. Y por fin se iba cumpliendo de a poco el sueño.
No
recuerdo si caminé más a prisa en las escaleras eléctricas (son escaleras
eléctricas en ese último tramo), como queriendo adelantar ese momento…
Hasta que al fin!!! Allí
estaba, a 710 metros sobre el nivel del mar, primero la observe de lado y no lo
podía creer. No recuerdo si más alta es la Estatua de la Libertad pero creo que
por ahí se dan, aclaro que respecto al monumento en sí, puesto que la base de
la Estatua es casi como del tamaño de la misma, lo que la hace gigantesca; mientras
que la base del Cristo es de apenas unos 8 metros aproximadamente; el Cristo
mide unos 30 metros; y es de color blanco, impecable! El momento fue muy
parecido, me quede estática viéndola unos minutos. Y ya luego me acomode para
verla de frente, con los brazos abiertos, mostrando a la ciudad de Río.
Creo que pedí un deseo.
Sentí que era el momento más adecuado, y que con seguridad se debía cumplir.
Todo el mundo intenta
conseguir la foto perfecta. También hay “fotógrafos” que tienen tomados los
espacios para tomar la foto, es un poco incómodo puesto que se apropian de algo
que debería ser libre para todos ya que pagas tu entrada. Aunque yo si quería
que me la tomaran, cuando llegamos ya sólo estaban haciendo las últimas (aun
así siento que ocupan el espacio inapropiadamente).
Al fin, no sé si logré la
foto perfecta, la anhelaba eso si, como les conté, un sueño es un sueño y sólo
quieres la perfección. Pero decidí por unos momentos relajarme y disfrutar de
la vista. El día estuvo despegadísimo y se podía divisar todo: Al sur están la
Laguna Rodrigo de Freitas, el Jardín Botánico, y las playas Ipanema y Leblón.
Al norte está Copacabana, Botafogo y Flamengo, el Pan de Azúcar y la Bahía de
Guanabara; al este ves el centro de la ciudad, Niteroi y una parte de la Bahía
de Guanabara; y al oeste observas el Sambodromo, el Estadio de Maracana y parte
del Parque Nacional de Tijuca.
Debo decir que cuando ya
estaba bajando las escaleras eléctricas, me regresé, puesto que mi amiga me
dijo que por la parte de atrás del Cristo Redentor, en la base, había una
pequeña Iglesia, así que regresé, sentí que estaba jugando en las escaleras
como los niños chiquitos, pero no me importó, puesto que quería ver todo. La
iglesia en ese momento estaba cerrada, incluso no se permitían muchas fotos.
Ahora sí, una última vista
del Cristo Redentor cobijando a los cariocas, se apodero de mí una nostalgia,
pero al mismo tiempo una seguridad, seguridad de que pronto volvería. Como de
esas cosas que no sabes porque pero sabes que pasará, porque perteneces a un
lugar, un lugar que siempre ha sido tuyo.
El recorrido de regreso, es
el mismo, debes guardar el ticket que usaste para subir, aunque sientes (como
todo de regreso) que bajas más rápidamente. Vuelves a ver los mismos paisajes…
La nostalgia sigue, pero esta vez combinado con algo de cansancio, y mucha
felicidad, felicidad que sólo es comprendida cuando has deseado tanto algo, y
sucede… Seguro si has cumplido alguno de tus sueños entiendes el sentimiento,
que no se puede describir ni siendo el escritor más privilegiado en redacción,
pues los sentimientos no pueden plasmarse con la misma intensidad con la que se
viven, aunque claro está, existen los Nerudas en el mundo que se asemejan
bastante bien !!!
Y feliz, indescriptiblemente
feliz, de regreso al hotel en la Cidade Maravilhosa…
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