Aprovecho para manifestar mi
descontento y elevar mi voz respecto a la noticia que ha generado el despido de
la primera directora mujer del New York Times: Jill Abramson. No hay razones
específicas sobre su despido, simplemente han comunicado que por asuntos “de
gestión”, sin embargo los aspectos de fondo señalan que Abramson se enteró hace
poco que su salario era inferior al del anterior director, y reclamó la
igualdad de sus condiciones.
Quiero dejar en claro que no estoy
cuestionando las posibles habilidades del nuevo director, (que además es el
primer afroamericano en llegar a ese cargo en ese diario), pero por supuesto
que estoy defendiendo las habilidades laborales de cada mujer. Podemos
preguntar acaso, ¿Cuánto es el sueldo del nuevo director? Si llega a superar
sólo en beneficios al de la antigua directora, entonces podemos hablar de una
indiscutible discriminación salarial de género.
Y es que a este punto de la
historia las mujeres hemos demostrado trabajar de la misma forma o incluso
mucho mas que nuestros colegas del sexo masculino, sin embargo, aún somos
menospreciadas, si señores! Menospreciadas! Dejando a un lado otros temas
importantísimos también como: mayor carga laboral, mayor presión social, acoso
laboral, el salario percibido sigue siendo menor que la de los hombres.
Lamentablemente a veces ese
“menosprecio” proviene de nosotras mismos, las mujeres solemos menospreciar
nuestro trabajo, podría decirse que somos las primeras saboteadoras de lo que
hacemos. No nos valoramos como debe ser. Por citar cifras, según un estudio
presentado por el Banco Interamericano de Desarrollo en el año 2009: “Los hombres ganan 17 por ciento más
que las mujeres con iguales edades y niveles de educación”.
La carga tan pesada con la que
debemos convivir, el machismo, también es vivido en el mundo laboral, y al
parecer este no ha acabado, ni tiene aspiraciones de acabar pronto. La sociedad
nos exige que demostremos y demostremos todas nuestras capacidades y nosotros
que le exigimos a la sociedad? Es que acaso si exigimos terminaremos como la ex
directora del New York Times? Probablemente en muchas ocasiones, pero con
seguridad estaremos sembrando precedentes para una justicia laboral salarial
que trate con equidad a los talentosos y que lo único que discrimine sea a la
injusticia.
Las mujeres exigimos una retribución
justa y transparente!!!
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